Muchas personas creen que una Alimentación Sana se basa en hacer dietas, restringir alimentos, evitar grupos de alimentos, clasificar los alimentos en “buenos” y “malos” pero en realidad estas son conductas alimentarias alteradas que lamentablemente están muy normalizadas en la sociedad ¿Te has preguntado por qué ocurre esto? Una de las razones es por la Cultura de Dietas. Nos informa Isidora Franco, Nutricionista experta de www.psicoterapias.com

La Cultura de Dietas es un sistema social de creencias, mensajes y conductas que pone el valor de las personas en el peso y la apariencia en lugar de centrarse en el bienestar. Este sistema promueve la pérdida de peso y toma la delgadez como sinónimo de salud, belleza, éxito y felicidad, y además da valor moral a la comida, y oprime y estigmatiza a las personas que no coinciden con esta supuesta visión de la salud. Se encuentra en diferentes contextos que nos rodean como las redes sociales, medios de comunicación, publicidad, industria de salud y belleza, entornos laborales, familiares y sociales.

Esta afecta directamente la relación que tenemos con la comida y con nuestro cuerpo ya que puede generar constante culpa por comer ciertos alimentos, vergüenza por no seguir un estilo de alimentación específico, puede aumentar la ansiedad, el estrés, reducir la autoestima, fomentando una imagen corporal negativa e incluso generar un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

Tomar conciencia de esto nos puede ayudar a liberarnos de la Cultura de Dietas, junto con trabajar en nuestros hábitos alimenticios con el fin de alcanzar una conducta alimentaria sana, que hoy se conoce como Alimentación intuitiva. Este es un enfoque nutricional, basado en estudios que busca que las personas se reconecten con su cuerpo para tomar decisiones alimentarias basadas en la compasión y el autocuidado. Consiste en comer en respuesta a las señales corporales de hambre y saciedad para mejorar la relación con la comida, la mente y el cuerpo. (Tribole, Resch, 2012)

Muchos estudios e investigaciones muestran que quienes practican una alimentación intuitiva suelen tener mayor satisfacción corporal, autoestima y optimismo, y menos probabilidades de tener conductas alimentarias alteradas que las personas que suelen hacer dietas restrictivas.

Podemos comenzar por poner más atención a las señales de nuestro cuerpo, a comer de forma presente y consciente, y trabajar en mejorar hábitos alimentarios, sacando el foco del peso corporal, fomentando el respeto al cuerpo, en lugar de perseguir un peso, forma corporal o característica física idealizada. Si esto es algo que te está costando, puedes pedir ayuda profesional y así lograr disfrutar de comer, respetar tus necesidades y cuidar tu salud de manera sostenible y respetuosa.

Isidora Franco / Nutricionista / Especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria / Sucursal Providencia / Centro de Terapia del Comportamiento

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