Un trauma puede ser comprendido como una herida en la vida de una persona, es la consecuencia de una experiencia abrumadora que no podemos evitar ni controlar y que sobrepasa nuestra capacidad de afrontamiento.

El trastorno por estrés postraumático se ha definido como la respuesta ante una situación en la que una persona se ve expuesta a un riesgo de muerte, lesiones físicas graves o violencia sexual, en forma real o inminente. Esta situación se puede experimentar siendo víctima directa, indirecta; a través de un familiar o persona cercana, o siendo testigo de un evento traumático.

Durante los primeros días o semanas después de vivenciar una situación traumática los síntomas suelen ser muy perturbadores, entre ellos aparecen recuerdos angustiosos y recurrentes, sueños angustiosos, sensación de volver a revivir la situación traumática, cambios en el estado de ánimo, la persona estará más alerta incluso sobresaltada. Todos estos síntomas son considerados esperables, dentro de la situación que se ha vivido, sin embargo, si se extienden por más de un mes serán considerados médicamente como un trastorno, que deberá ser sobrellevado con ayuda especializada, por ejemplo, a través de psicoterapia y psiquiatría.


Cada persona volverá a una rutina saludable o de recuperación emocional de acuerdo a sus propias características de personalidad, historia de vida, apoyo social, tipo de experiencia traumática vivida, entre otros. Algunas personas podrán sobrellevar el malestar inicial y retomar sus rutinas en el corto plazo, para otras, los síntomas pueden durar varios meses; y en otros casos los síntomas más agudos aparecerán de manera retardada en la vida de una persona, manteniéndose incluso durante años.

Cuando el malestar perdura en el tiempo las personas pueden ver disminuida su calidad de vida familiar, laboral y social, sintiéndose bloqueadas o con dificultad para asimilar nuevas experiencias. Un suceso traumático puede generar una profunda sensación de inestabilidad y pérdida de confianza en sí mismo y en el entorno, por lo tanto, cada persona necesitará un tiempo para retornar a su vida y a su autoconfianza.

Si bien es difícil narrar un evento traumático dado que implica acercarse al dolor y a la vulnerabilidad, se sugiere para poder afrontarlo inicialmente, buscar apoyo en familiares o cercanos, comunicar sus sentimientos, conocer sobre el trauma y sus efectos, valorar sus decisiones, mantener hábitos de vida saludables. Y en caso de persistir los síntomas solicitar ayuda profesional. Las investigaciones refieren que un grupo de personas, a lo largo del tiempo, puede lograr un "crecimiento postraumático" que significa poder luchar y sobreponerse logrando cambios favorables en relación a sí mismo y a la vida.

Patricia Seckel
Psicóloga

Centro de Terapia del Comportamiento