Cómo ante las mismas circunstancias nos sentimos afectados de forma diferente, ante el dolor, el estrés, la soledad que nos rodea, tanta guerra y tanta violencia.

¿Como nos adaptamos a nuestras circunstancias?

¿Cuál es la historia que nos contamos?

Muchas veces comenzamos a sentir que vivimos vidas que no son las nuestras; aspiramos ideales ajenos y soñamos los sueños de otros. Perseguimos algo que en el fondo no deseamos, y luchamos por algo que nos es indiferente, no nos conmovemos ante un necesitado, no respondemos cuando me preguntan, miro hacia otro lado y no estoy donde de hecho estoy.

¿Cómo mantener una mente positiva si nos hemos alejado tanto de nosotros mismos?

No hay nada tan pernicioso como un ideal y nada tan liberador como una realidad, sea la que sea. Los pensamientos e ideas nos alejan de nosotros mismos.

El agua que no corre se estanca, pero también se estanca toda la vida que no fluye. Casi siempre es el miedo el que nos paraliza, la vida se vuelve rutinaria y, quedarse quieto dificulta cualquier movimiento futuro.

¿Se puede vivir de otra forma?

Ante esta situación, voy a pararme, pensar, respirar y empezar de nuevo.

Cuando soy consciente vuelvo a mi casa. Me permite reconciliarme con lo que soy. Para eso necesitamos silencio, dejar los juicios, la pura observación ya es transformadora. No tenemos que saberlo todo, ni tener todo resuelto, aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras. Aceptar lo que venga, fuese lo que fuese.

En verdad, yo no cambio, o cambio muy poco, pero cambia el modo en que me enfrento conmigo misma y eso es fundamental.

Permitámonos ser mejor, vivir más intensamente, disfrutar más la naturaleza, sentirme uno con los demás. Vincularse, conectar con otros, mantener relaciones cariñosas, amorosas. Pedir ayuda si no podemos solos. Tener un propósito en la vida. Respetar nuestros tiempos para atravesar los cambios de la vida. Establecer metas realistas, cuidar nuestro cuerpo. Dejar espacio a que nazcan cosas nuevas.

Todo viaje comienza por un primer paso, un gran árbol fue primero una semilla. Participar en este cambio continuo es una promesa de felicidad. Puesto que estamos en la vida, vivámosla!

Pamela Oyarzún /  Psicóloga Clínica / Sucursal Providencia / Centro de Terapia del Comportamiento

Centro de Terapia del Comportamiento