La regulación emocional es la capacidad que tenemos para manejar nuestras emociones de forma apropiada. Esto nos permite, a través de un esfuerzo por dirigir nuestros pensamientos, emociones y conductas, responder a las demandas de manera satisfactoria, para conseguir una mejor adaptación al entorno.

Esto nos permite un mejor funcionamiento en la sociedad. Nos ayuda a saber, por ejemplo, cómo manejar nuestra ira cuando alguien hace algo que no cumple nuestras expectativas; nos permite un mejor entendimiento y con ello evitar conflictos que nos generan emociones que pueden ser desagradables. Es decir, nos ayuda a conseguir mejores relaciones sociales.

Sugerencias para la regulación de las emociones:
- Identificar la emoción que se está sintiendo y reconocer cuando y porqué estás enfadado, nervioso o triste y actuar sobre las causas y no sólo los síntomas.

- Luego, puedes aplicar algunas de estas técnicas:

1. Busca la parte positiva de cada situación: puede evitar que sigas auto-saboteándote. No pensar "No voy a poder con esto", sino "Está complicado, pero lo puedo manejar" evitarás que tus emociones desagradables se agraven.

2. Intenta recordar tus virtudes y éxitos: La reafirmación en tus virtudes y fortalezas es buena estrategia para gestionar tus emociones: pensar en lo que te ha provocado esa emoción, pero reduciendo su significado negativo. Ej. en lugar de enfadarte porque no has entregado a tiempo tu trabajo, puedes pensar que, dado que siempre cumples con los plazos de entrega, no es tan grave.

3. Distrae tu atención hacia un asunto concreto: Aprender a usar la distracción para bajar la intensidad de sus estados emocionales antes de que sea demasiado tarde. Es muy eficaz cuando crees que vas a experimentar emociones intensas y no tienes suficiente tiempo para otras estrategias. Consiste en desvincularte de la emoción negativa centrando tu atención en pensamientos neutrales. De esta forma evitarás que la emoción tome demasiada intensidad. Es efectivo también para ser utilizado en niños pequeños que no dejan de llorar: por ejemplo "¿Has visto el muñeco?" o "¿Qué tengo en la mano?" suelen disminuir su nivel de excitación si distraemos su atención durante el tiempo suficiente y luego, cuando esté más calmado, se habla sobre lo sucedido y se le enseña otro tipo de respuesta a sus emociones.

Andrea Romero
Psicóloga

Centro de Terapia del Comportamiento